martes, 20 de marzo de 2012

Esto es Surmenage o Síndrome de Fatiga Crónica

CUANDO LLEGA EL SURMENAGE...

                                                 Es hora de decir
                                                 ¡basta!


Evitar las trampas del entorno laboral y encontrar el placer en lo que se hace pueden ser las llaves para esquivar el agotamiento por exceso de trabajo.
 La crisis económica, el temor al desempleo, los deseos de superación intelectual y el vacío afectivo en el que muchas personas caen --al priorizar las condiciones materiales antes que otros valores personales-- pueden ser caldo de cultivo para lo que desde hace tiempo se conoce como "surmenage" o colapso intelectual.
     Primo hermano del burnout (o "síndrome de la cabeza quemada"), este padecimiento se hace carne en quienes exigen a su cerebro más de lo que este puede procesar.
     Si el burnout es característico de quienes interactuaban cotidianamente con personas --empleados públicos, maestros, asistentes sociales--, el surmenage puede atacar a todos por igual.
     Por caso, a los trabajadores que no dan descanso a su cabeza e, incluso, a estudiantes.
     Señales de agotamiento.
     Un cuadro de surmenage o estrés laboral e intelectual puede traer síntomas físicos, comportamentales y también afectivos.
     Entre los síntomas físicos se pueden encontrar palpitaciones, acompañadas por una sensación de que el corazón late con fuerza, de forma irregular o rápida.
     Puede haber dolor y opresión en el pecho, hormigueo en brazos y piernas, indigestión y distensión abdominal por gases, micciones frecuentes, bruxismo (el hábito de apretar los dientes) e impotencia o falta de libido.
     También, alteración del ritmo menstrual, dificultad para enfocar los ojos, tensión muscular (a menudo, dolor en la nuca o en la parte baja de la espalda), cefalea persistente --con frecuencia comenzando en la nuca y extendiéndose hacia adelante sobre la cabeza-- erupciones cutáneas o la sensación de tener un bulto en la garganta.
     Pero esto no es todo.
     Quien padece un surmenage también experimenta un cambio de comportamiento.
     Puede darse por una indecisión y descontento injustificado, el aumento del ausentismo y la demora en recuperarse de accidentes y enfermedades, la tendencia a sufrir accidentes y descuido en la conducción de vehículos, la disminución de la calidad y la cantidad de trabajo.
     Claro que también se puede expresar por un aumento del tabaquismo y del consumo de alcohol, la dependencia de drogas (como tranquilizantes y somníferos), exceso de comida o pérdida del apetito, hasta cambios en la forma de dormir (por ejemplo, dificultad para quedarse dormido y cansancio).
     A su vez, --y esto no es menos importante-- se suceden alteraciones afectivas, tales como los cambios de humor de forma excesiva y rápida, la preocupación excesiva por cosas que no merecen la pena, la incapacidad de sentir compasión por otras personas, el interés excesivo por la salud física, el introvertirse y soñar despierto, la sensación de cansancio y falta de concentración y, también, el aumento de la irritabilidad y la angustia.
     La puerta de entrada.
     Ahora bien, ¿por qué esta actitud de sumergirse en el trabajo o el estudio puede volverse patológica? ¿Se puede dejar de pensar y de ocuparse de todo lo demás?
     Pueden existir presiones externas y/o internas.
     "Las externas son de la institución de trabajo o estudio, que tiene altas demandas hacia el sujeto que éste cree que no puede regular", explica la psicoanalista y presidenta del capitulo de Psiquiatría Preventiva de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Elsa Wolfberg.
     Las razones internas, en tanto, pueden ser la necesidad de eludir el afrontamiento de conflictos personales, subjetivos, frente a lo cual tanto el exceso de estudio o de trabajo se vuelven "buenos", distraen y son fácilmente "legalizables".
     Para Wolfberg, tanto el trabajo como el estudio son recursos de crecimiento personal, pero también pueden proveer el modo de huida de resolver crisis afectivas y, en esa medida, no crecer.
     No menos cierto es el hecho de que la precarización laboral promueve la existencia de un clima social más competitivo que cooperativo, en tanto la competencia puede no tener límite para conseguir un lugar laboral que es cada vez más escaso.
     Lo mismo ocurre con los estudios.
     El querer absorber demasiado conocimiento en poco tiempo puede llevar al cerebro a una fatiga de difícil recuperación.
     En este sentido, es fundamental respetar los tiempos de cada uno y aquellos destinados al descanso físico e intelectual.
     
     Tardar en darse cuenta.
     El surmenage siempre da señales.
     Quien lo padece siente la extenuación, la dificultad para trabajar o estudiar, la fatiga profunda que no revierte con el descanso de poco tiempo, sino que requiere un proceso de remotivación y recupero de sentido de la tarea.
     La vida afectiva y los vínculos próximos tienden a ir empobreciéndose. Tal vez la persona se aísle y evite el contacto social.
     "Atender a esas primeras señales de sobrecarga, regular la actividad con ingenio y creatividad, tratando de recuperar el gusto por la actividad y atendiendo también a los aspectos afectivos y sociales, los vínculos y los otros intereses vitales que se puedan tener son medidas fundamentales para no caer en el surmenage o estrés laboral e intelectual", señala la psicoanalista.
     Por otra parte, es esencial la conexión con el propio cuerpo, tanto para captar las señales de tensión y sobrecarga, como para realizar actividades corporales que procuren bienestar.
     En este sentido, es aconsejable realizar siempre alguna actividad física que resulte placentera.
     Por ejemplo, practicar deportes como la natación, yoga, bailar o emprender actividades lúdicas o artísticas en las que se involucre todo el cuerpo.
     "Siempre es posible encontrar un margen de negociación personal con la demanda laboral, como para no colapsar, `rebusques' ingeniosos para que la actividad pueda seguir dando una cuota de placer ya que, en tanto así sea, el trabajo será salud", concluye Wolfberg

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